Un petartdas chico y dos fingen

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La rubia decidió caminar desnuda por las calles de petartdas Berlín porque le gustaba la mirada de hombres lascivos, un cobarde mirando sus grandes pechos. Caminando por las concurridas calles de Berlín, atrajo la atención de los transeúntes, confundidos por lo que había sucedido, y aquellos que no querían apartar la mirada de ella. Después de caminar una corta distancia y acostarse frente a la cámara en la fuente, la rubia marca temprano y se arroja en su abrigo, el final del viaje de hoy.